Tenemos miedo. A lo nuevo. Por tanto, desconocido. Nos aferramos día a día a lo que hemos hecho siempre del mismo modo aunque no nos produzca satisfacción y a menudo nos genere problemas e infelicidad.
Aceptemos el miedo. A menudo nos ayuda, protegiéndonos.
Y permitámonos también, a pesar del miedo, con él como acompañante, guardado en un bolsillito profundo, salir de la comodidad de lo conocido, procurándonos el placer y la alegría de explorar territorios nuevos, partes de nosotros desconocidas y generadoras...
AVANTI!